Los perjuicios que ocasiona la pirotecnia en animales y personas, exigen una regulación que aún está pendiente, hasta ahora solo buenas intenciones y pocas respuestas concretas
La historia de la pirotecnia y el uso de los fuegos artificiales en el mundo se remonta a los primeros cientos de años de la civilización y comienzan en China, entre los años 600 y 900 cuando los alquimistas combinaban azufre, carbón y salitre, y le prendían fuego para lograr explosiones controladas. Años más tarde el encargado de llevar los fuegos artificiales a Europa junto con las porcelanas, joyas y especias fue Marco Polo, pero si bien este divertimento producía mucho ruido, carecía de color, y recién fue a partir de los años 1930 cuando los italianos al agregarle sales metálicas consiguen darle color a los fuegos de artificio.
Este divertimento no solo fue ganando en majestuosidad sino también en potencia y peligrosidad, por eso en 1976 nace uno de los primeros protocolos de seguridad, el mismo indicaba que la mecha debía arder como máximo 9 segundos.
En la actualidad, China continúa liderando el mercado, el país produce y exporta el 90 por ciento de los fuegos artificiales en el mundo, generando ganancias millonarias.
En nuestro país la comercialización de artificios pirotécnicos y fuegos artificiales se encuentra regulada por la Ley Nacional de Armas y Explosivos (Ley 20.429) y su decreto reglamentario 302/83. Toda la actividad se encuentra fiscalizada por la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC), quién además de controlar el cumplimiento de la ley, emite normas y disposiciones que regulan la actividad.
Si bien mucho se habló sobre ella, quién aun aguarda su turno bajo el Expediente 2892-D-2018, es la ley sobre "pirotecnia cero", este es un proyecto sumamente cuestionado por empresarios del sector ya que el mismo restringe la venta de artificios pirotécnicos cuyos efectos audibles o sonoros sean superiores a 84 decibeles y dispone multas por incumplimiento que van desde los tres mil quinientos pesos ($3.500) a los ciento cincuenta mil pesos ($150.000).
Quien lo lea, comprobará que es un proyecto muy bien fundamentado que como ejemplo expone que "el uso libre y sin control de pirotecnia afecta de diversas formas a sectores vulnerables de la sociedad, los niños, la fauna y el ambiente, por lo que dicha actividad debe regularse en pos de su protección, conforme el principio constitucional de protección de la salud y seguridad de los consumidores.", y hace hincapié en las personas con trastorno del espectro autista (TEA) y Trastorno Generalizado en Desarrollo (TGD), quienes como sabemos, lejos de disfrutar de los estruendos, sufren con la pirotecnia.
Muchos profesionales comparan los síntomas que producen en los autistas estos estruendos a un ataque de pánico, motivo por el cual muchas familias tienen que pasar las fiestas de fin de año en lugares aislados o, si esto no es posible, aumentar la medicación de los niños, niñas y adolescentes para que estén más relajados.
Consultados algunos profesionales del Pdo. de la Costa sobre los trastornos que provoca la pirotecnia en personas con autismo, todos concuerdan en el gravísimo daño que la misma produce.
En relación al procesamiento sensorial la licenciada en terapia ocupacional Gabriela Gigante (Mp 140914) refiere: "Las personas con autismo generalmente tienen un procesamiento sensorial diferente al de una persona neurotípica. Es por ello que sensaciones que una persona sin la condición puede controlar, ellos no, ya que sufren una sobrecarga en su sistema nervioso que desencadena angustia, crisis de llanto y autolesiones"
Por su parte, la fonoaudióloga Marcela Aguero (Mn 7376) considera algunas reflexiones para el momento de las fiestas: "Los niños con autismo presentan un desorden en el procesamiento sensorial, las reacciones a estos estímulos se manifiestan con respuestas exacerbadas, especialmente en lo auditivo y lo visual. La pirotecnia, ruidos con niveles de audición muy altos como así también la súper estimulación visual, puede provocar crisis con episodios de llantos, gritos, tienden a esconderse o autoagredirse y en algunos casos, cuando el adulto interviene para regular su conducta, agrede al tercero ya que no pueden identificar que la intervención del adulto es para su ayuda"
Varios municipios habían adherido mediante decretos a medidas de "pirotecnia cero”, lo mismo ocurrió en el Pdo. de La Costa, pero estos debieron retroceder debido a que la Justicia hizo lugar a otro planteo de la Cámara Argentina de Empresas de Fuegos Artificiales y ordenó que se levante la prohibición del uso de pirotecnia que regía en el Partido de la Costa, resolución similar que afectó a otros distritos bonaerenses, como General Alvarado, Pinamar y Chascomús.
En una de sus últimas sesiones de este año, el HCD de La Costa aprobó una ordenanza que aplica fuertes gravámenes a la habilitación de nuevos comercios que vendan pirotecnia y prohíbe la venta callejera.
Tal como se desarrollan los acontecimientos, parece ser, que la única alternativa de poder alcanzar pirotecnia cero, es que la población tome conciencia de los perjuicios que la misma ocasiona y deje de comprarlos.
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